viernes, 27 de marzo de 2009

Tus Hijos y sus influencias...

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Así como todos los días cuidamos nuestro jardín, sacándole las malas plantas, la cizaña y las hierbas parásitas, así deberíamos cuidar del corazón de nuestros hijos, quienes a diario comparten con una infinidad de personas que aportan cosas positivas, o muchas veces negativas a sus vidas.

Esto es fácil a una edad temprana, el monitorear sus amistades, es una tarea que debería ser incluida en nuestro código diario. No volvernos jueces y acosadores, al estar siempre sobre ellos y metidos en sus vidas, pero si, mantener un diálogo sano y si se puede invitándoles a pasar tiempo con nosotros en nuestra casa.

Criar hijos no se trata de apretarles un botón y echarlos a la vida, a que ellos tomen sus propias decisiones y que manejen sus emociones, de la manera que ellos puedan o crean conveniente. Es estar atentos a las necesidades de sus corazones y poder llenar los vacíos que las decepciones van dejando. Muchas veces cuando no hay un núcleo familiar lo suficientemente fuerte, los hijos buscan un grupo para poder sentirse cubiertos. De nosotros depende, que esa edad tan difícil como lo es la adolescencia, no sea la puerta a la destrucción de las vidas de nuestros hijos o hijas.

Un buen amigo es como agua fresca, bálsamo para nuestras almas y es nutrición para los cimientos de una estabilidad emocional sana. Es un apoyo en momentos de angustia, y a ellos se les cuenta, hasta lo que nosotros como padres no sabemos. Sepamos apoyar, también esas amistades. Las que perduran, las que veamos que siembran cosas positivas en nuestros hijos. Indagemos, preguntemos, no nos cansemos de asegurarnos que la vida de nuestro más preciado tesoro, está rodeada de buenas influencias.

Un mal amigo puede ser la puerta a muchas desgracias. Acarrear dolor no sólo a nuestros hijos, sino a toda la familia. Y en muchos casos puede llegar a ser un arma letal, que no sólo acabará con la vida de nuestros amados, sino que los hundirán, quizás en algo de lo cual, si no actuamos a tiempo, podríamos lamentarlo profundamente.

Seamos cautos con las vidas de nuestros hijos. Formemos lazos de comunicación para que ellos puedan tener la confianza de presentarnos a sus compañías. Seamos sinceros y no compitamos con las amistades de nuestros hijos. Seamos sabios al hablarles cuando veamos que algo no funciona bien. En otras palabras, no seamos ajenos a cuanto ocurre en sus vidas, porque el ser adolescentes no les quita, la fragilidad de su corazón, la confusión de su mente, y el estatus de ser niños que están en una transición a la vida adulta.

En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
(Proverbios 17:17)RV1960

sábado, 14 de marzo de 2009

Mientras vivan...

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Hay cosas que se deben hacer en vida. Cuando las personas se han ido, no tienen valor alguno. El ramo de flores sobre la mesa de la casa, la sonrisa mañanera que infunde amor y animo cuando los tuyos se van a estudiar o trabajar.

La caricia oportuna cuando el alma ha sido golpeada. La palabra "te amo" cada mañana y antes de dormir. Sostener la mano de tu pequeño antes de que cierre los ojos y bendecir su sueño. Salir a volar un barrilete en lugar de quedarte sentado viendo tv.

Comerte un helado con tu novia, riendo a más no poder. Visitar a tus padres ancianos, para hacerles saber que los amas. Dejar que tu perro te lama la cara, mientras tus hijos saltan en la cama a la par tuya.

Abrazar a tu esposa por la espalda mientras cocina tu platillo favorito. Salir con el amigo que hace años no veías. Escuchar a tu amiga por teléfono cuando tiene problemas. Invitar a tu familia de paseo por el campo. Soplar burbujas de jabón, como lo hacías de pequeño.

Recordarte de tu hermano, y no rechazarlo porque está en problemas. Caminar descalzo sobre el pasto mojado con tu hija de dos años de la mano. Mojarte un domingo por la mañana a manguerazos mientras juegas guerra de agua con tus amigos.

Una noche sentado en la playa de la mano de tu amada. Ver caer el sol y recordar ese momento para siempre. Una confidencia hecha a tiempo. Un secreto compartido en complicidad. Sentarte por un momento en tus carreras, y detenerte a ver el dibujo garabateado que realizó tu nieto.

Leer un cuento. Contar una historia. Compartir un pedazo de pastel. Llevarle la cena al guardia que cuida la garita en tu colonia. Compartir tu comida con el que llegó a cortar el césped a tu casa.

Hay cosas que se deben hacer mientras se vive. La felicidad está hecha de pequeños momentos que van tejiendo un tapiz que puede llegar a ser inmenso y eterno.

Hay cosas que deben valorarse tanto mientras se vive. Los padres, los hijos, los hermanos, los amigos. A lo largo de tu vida te darás cuenta que cerca de ellos estarás siempre y depende de tí, hacerte y hacer de esta travesía una jornada hermosa.

Deja huella... en quienes viven, deja tu marca impregnada en cuanto haces... que todos los que te conozcan sepan reconocer que mientras viviste... valió la pena... estar a tu lado.

(colaboración: Lorena Pérez)

domingo, 1 de marzo de 2009

AMOR O APEGO.....

El ser humano permanece, a lo largo de su vida, atrapado entre dos fuerzas: una que lo lleva a estar con los demás, como ser sociable que es, y otra que lo impulsa a buscar autonomía y libertad. Así, necesita estar con otra persona para no sentir la soledad y, a la vez, desea estar solo para disfrutar su independencia. Como parte de estas necesidades emocionales, se une en pareja, pero cuando esa relación lo lleva a perder su individualidad, a depender del otro, a no ser capaz de tomar decisiones propias, a “no dormir” por estar dependiente de las ocupaciones de su “media naranja” y a hacer cualquiera cosa para estar a su lado o retenerle, ese apego deja de ser normal para volverse patológico.

Tal es el caso de las mujeres que se embarazan para “amarrar” a su pareja, de quienes se resisten a separarse a sabiendas de que su relación es un desastre o de aquellos que no permiten que su pareja trabaje con tal de mantenerla siempre bajo control. Mejor dicho, la persona se anula y se convierte en un apéndice del otro. Es esa actitud egoísta la que establece la diferencia con el amor, en el cual uno se nutre del otro para crecimiento mutuo.

Las consecuencias de la dependencia emocional (apego) se traduce en que va menoscabando la autoestima del sujeto, además pueden reprimirlo hasta el punto de conducirlo a decisiones violentas en caso de separación, pues “el ape-gado” siente que no es nadie y que no puede vivir sin la otra persona. Las causas de este comportamiento, se sabe que todo apego tiene su origen en una carencia y en un temor que se han cultivado desde la niñez. De hecho, es el seno de la familia donde la persona va consolidando una representación de lo que puede esperar del mundo con términos emocionales. Tal es el caso de las personas que fueron privadas de relaciones afectivas “nutrientes”, estas personas desarrollan un esquema con su pareja en el que cree que no merecen recibir nada, pero aun así se tornan demandantes. Estas son las personas que quieren “amarrar” al otro, pues tiene tanta “hambre afectiva y tanta frustración que prefieren atarse a cualquier persona, con tal de recibir algo y de no quedarse solos”.

Otro de los factores asociados al apego, es la supervisión total de los padres en la niñez. Según esto, cuando se sobreprotege a un menor se le está enviando el mensaje:”Tu no puedes y por eso yo estoy aquí para ayudarte”. Por eso, mas tarde esta persona depositará todo en la otra persona, al no sentirse capaz de nada. Por lo general quienes desarrollan un apego así son personas inmaduras emocionalmente, inseguras, que no tienen autocontrol ni autodisciplina, con baja tolerancia a la frustración y al sufrimiento, y muy dependientes. De ahí que, según las necesidades emocionales de cada cual, existan varios tipos de apego, que están íntimamente ligados con la pareja que se busca consciente o inconscientemente. Pueden buscar la seguridad y protección, porque se sienten incapaces de bastarse así mismos; le temen a la soledad y a la desprotección. Buscar la estabilidad pues resultan vulnerables a las rupturas afectivas y por eso necesita de constantes señales de confiabilidad del otro, tiene miedo al abandono. Muchas veces carecen de autoestima y su temor es el desamor, requieren de frecuentes demostraciones de cariño. Por no tener un autoconcepto elevado de lo que son capaces, desarrollan el temor a la desaprobación y al desprecio.

Ante cualquier situación de apego, las preguntas que surgen son: ¿Que tanta confianza o libertad puedo darle a mi pareja? ¿En qué aspectos debemos ser independientes y en cuales no? Por lo general cada pareja tiene una dinámica diferente, pero es de tener en cuenta que cada persona se proyecte hacia el futuro y se cuestione “para que” está con su pareja, y esto le dará la medida sobre lo que es necesario compartir. Pero sobretodo, hay que considerar que lo más importante no es en qué soy Independiente y qué me reservo, sino qué tanto le aporto a mi pareja. Es vital tener en cuenta que “el nivel de respeto mutuo que se alcance es el que debe dejar espacio para la confianza, por lo que no hay razón para pensar que si la persona comparte otro espacio va a ser infiel”. Claro esta que hay quienes abusan de la confianza que les brinda su pareja. Porque no sienten amor ni compromiso con ella, por eso la “Libertad” debe ser bien entendida y responsable. “Todos estamos avocados a un sin numero de tentaciones en la calle, pero el amor es una decisión, y si uno quiere estar con esa persona, no va hacer nada impulsivo y pasajero que ponga en peligro su relación”.
Lo que si es seguro es que no va a existir ninguna persona que colme todas nuestras necesidades, pero lo vital es que responda a nuestra demanda afectiva. Entonces un consejo es: unirnos en el amor, sin confundirnos o coartarnos, y diferenciarnos, caminar en la confianza, darnos libertad sin sentirnos separados.

Que vuestro amor sea auténtico, sin fingimiento. Rechacen todo lo que sea malo, y no se aparten de lo que sea bueno.
(Romanos 12:9)